La cafetería italiana va mucho más allá de la comercialización de café, ya que se ha transformado en una auténtico reflejo de la identidad cultural del país. En Italia, estos establecimientos además de ser comercios, también funcionan como puntos de encuentros para la comunidad. Las personas que se reúnen allí, suelen compartir momentos de descanso, charlar sobre deporte, arte o solo disfrutar de un momento ameno con amigos y familiares. Por lo tanto, las cafeterías son espacios donde se celebra la interacción social y el contacto humano, algo vital en la cotidianeidad de la vida. El café se disfruta con calma y es un transporte que viaja directo hacia la comunicación con otras personas.
Dentro de la rutina diaria, las cafeterías tienen un rol determinante en la conformación de las costumbres y las tradiciones. Un cappuccino o espresso por la mañana o por la tarde no solo son rutinarios, sino que momentos donde se forma un ritual que acompaña a las personas en sus tareas diarias. Cada región del territorio italiano cuenta con sus propias costumbres en lo que refiere al consumo de café, pero lo que no cambia es el impacto social y comunitario que hace a estas bebidas. Los italianos suelen realizar paradas cortas en las cafeterías para disfrutar de un café y dialogar con los baristas y otros clientes. Este accionar hace que la cafetería sea un espacio donde las interacciones cotidianas realizan parte de la estructura cultural del país.
El impacto de la cafetería italiana excede a sus fronteras y es por eso que su influencia ha dejado una marca profunda en la industria cafetera mundial. Ya sea el espresso, el cappuccino, el macchiato y otras opciones han sido implementadas por establecimientos de diferentes sitios del mundo. Es más, el modo en que los italianos elaboran el café, con máquinas de espresso de primera calidad, ha instaurado un estándar global. Estas cafeterías han sido una fuente de inspiración para muchas tendencias internacionales, transformándose en un ícono del arte de preparar café de calidad. De este modo, lo que inició como una tradición local en Italia, en la actualidad es una cultura global que refleja la pasión y dedicación en cada taza de café.
¿Qué variedades hay en las cafeterías italianas?
Italia es reconocida por su buena variedad de cafés y cada uno con rasgos únicos que lo transforman en una experiencia de sabor realmente única. Más allá del célebre espresso, la tradición cafetera italiana ofrece una extensa gama de opciones que tiene como objetivos satisfacer cada momentos del día. Cada tipo de café tiene su propio armado y forma de disfrutarse, expresando la riqueza cultural y el cariño por la calidad en cada realización. Desde el café fuerte y contundente del espresso hasta opciones más ligeras y cremosas, el café italiano es un ícono de la destreza y la pasión por las bebidas de café.
Como hemos mencionado, el espresso es la bebida más famosa de Italia y su nombre ha llegado a expresar la esencia del país a lo largo y ancho del mundo. Es un café concentrado, con sabor fuerte y con una pequeña capa de crema en la parte superior, que es el resultado de la extracción de los aceites del grano. Este café es el piso para muchas bebidas italianas y su elaboración es considerada, nada más ni nada menos, un arte. En estas cafeterías, esta variación se disfruta de a sorbos y es acompañado, por lo general, con un vaso de agua que sirve para despejar el paladar previo a la bebida. Su consumo es rápido y brinda altas cuotas de energía, siendo la selección ideal para comenzar el día o para hacer una pausa del ajetreo de la cotidianeidad.
El cappuccino es otra de las bebidas preferidas, principalmente por las mañanas. Esta variante consiste en un espresso que se le agrega leche espumada, conformando una mezcla cremosa que es acompañada por una capa fina de cacao en polvo o canela. Este café resulta ideal para quienes optan por una opción más suave que el espresso, pero sin dejar de lado la intensidad del café. El cappuccino, especialmente en Italia, tiene una regla que si bien no está escrita, se debe cumplir: se consume solo por la mañana, puesto que se considera una bebida demasiado pesada para luego de almorzar. Es natural ver a las personas disfrutar un cappuccino mientras leen el periódico o dialogan con amigos previo a iniciar las actividades del día.
El macchiato es otras de las opciones que ha ganado terreno en los últimos años, principalmente entre aquellos que buscan un café más suave. Se trata de un famoso espresso «manchado» con una mínima dosis de leche espumada, lo que logra suavizar el sabor pero sin perder la característica potencia del espresso. Es ideal para quienes desean disfrutar de la intensidad del café, pero de una forma más equilibrada. De hecho, en algunas variantes de esta bebida, la leche espumada se sirve de forma más abundante, obteniendo un café más cremoso, pero manteniendo el perfil de sabor.
Por otro lado, el latte es muy parecido al cappuccino, pero con una mayor proporción de leche y con menos espuma. Esta unificación le da vida a una bebida suave y menos espesa, que se sirve, por lo general, en un vaso alto. Es realmente apreciado por aquellos que gustan un café menos intenso y más cremoso y suele ser una buena opción para los consumidores que quieren beber algo reconfortante durante cualquier momento del día. Aunque el latte se ha hecho famoso por ser un café de desayuno, en las cafeterías italiana solo se consume por la mañana y principalmente en los establecimientos urbanos.
¿Por qué es tan importante la figura del barista es las cafeterías italianas?
Sin lugar a dudas, el barista, en las cafeterías italianas, es una de las figuras centrales y no solo como el encargado de realizar las bebidas, sino que también como un verdadero experto en el arte del café. En Italia, ser barista no es un trabajo común, sino una profesión que precisa de destreza, conocimiento y pasión por la bebida. Un buen barista dispone de la capacidad de crear la taza de café perfecta, manipulando las técnicas necesarias para extraer el mejor grano, ajustar la molienda y temperatura del agua con precisión. La preparación del espresso, es tenida en cuenta como la base de las demás bebidas, por lo que quiere un nivel excepcional de habilidad. Cada uno de los espresso debe tener una densa capa de crema y un sabor balanceado entre lo amargo, ácido y dulce.
Aparte de las habilidades, el barista debe ser capaz de poder leer los gustos y preferencias de los consumidores y a partir de ello, ofrecer una experiencia personalizada. En estos establecimientos, por lo general, los clientes no solo buscan algo que beber, sino que también un momento de conexión e interacción. El barista, por eso, debe reconocer las señales de los usuarios y saber si prefieren un café suave o fuerte, con mayor o menor espuma o si desean una variación en particular. La relación entre el barista y el consumidor va mucho más allá de la preparación del café en cuestión, sino que asoma como un intercambio social que es parte de la integral de la experiencia. De este modo, la capacidad del barista para conformar una atmósfera acogedora y atender las necesidades de la clientela es igual de importante que el modo en que prepara el pedido.
Es importante mencionar que la capacitación para dominar el arte de realizar café es riguroso y por lo general, incluye una fusión de aprendizaje formal y experiencia en la práctica. Es por eso que la mayoría de los baristas comienzan a trabajar en una cafetería, en donde se aprenden los trucos y los modos de aquellos que han estado en el rubro durante años. Algunos también deciden tomar cursos especializados para la preparación, donde se les enseña la historia del café, el procedimiento de cultivo, la variedad de granos y las técnicas de extracción.