¿Qué es una residencia de mayores?
Consiste en una fundación especializada en proporcionar cuidados y servicios a las personas mayores que no pueden vivir de forma independiente debido a su salud física o mental. Dichas instalaciones proveen un ambiente seguro y adaptado a las necesidades de las personas mayores, proporcionando atención médica, cuidado personal y actividades recreativas. Su propósito principal es garantizar el bienestar de los residentes, promover su autonomía dentro de lo posible y asegurar que reciban atención personalizada.
Aparte de ello, suelen ofrecer servicios adicionales como la rehabilitación, terapias ocupacionales y programas sociales. De tal manera, buscan mejorar la calidad de vida de los residentes, para favorecer su integración social y fomentar un envejecimiento activo; todo ello en un espacio que beneficia la convivencia y el respeto mutuo entre los residentes y el personal.
Diferencia entre residencia de mayores y otras formas de cuidado
La principal discrepancia, es la permanencia de los usuarios. En los geriátricos o residencias de mayores, las personas viven de manera permanente o a largo plazo, recibiendo atención constante, a diferencia del cuidado domiciliario implica que los mayores permanecen en su hogar, con visitas periódicas de profesionales o cuidadores. Por otro lado, los centros de día ofrecen cuidado durante ciertas horas del día, pero no brindan alojamiento nocturno, lo cual permite a los residentes regresar a sus hogares por la noche.
Otra diferencia clave es el nivel de atención que se proporciona. En una residencia de mayores, el personal está disponible las 24 horas del día para atender las necesidades médicas y personales de los residentes. En cambio, en el cuidado domiciliario, el nivel de atención está condicionado por la frecuencia de las visitas y la capacidad de los cuidadores de proporcionar la atención necesaria. Las residencias de mayores también cuentan con una infraestructura más adecuada para personas con dependencias físicas o cognitivas graves, ofreciendo así adaptaciones en las instalaciones que no son posibles en el hogar.
Además, las residencias de mayores cuentan con una gama más amplia de servicios y actividades recreativas, como clases, ejercicios, terapias y eventos sociales, que fomentan la interacción social y el bienestar emocional. Mientras tanto, el cuidado domiciliario tiende a estar más centrado en la asistencia individual y las necesidades básicas. No obstante, en ambos casos se busca el bienestar de la persona mayor ajustado a sus requerimientos.
¿Cómo es el proceso de selección de una residencia de mayores?
Generalmente, inicia con una investigación sobre las opciones disponibles, considerando la ubicación, el tipo de servicios que ofrecen y las necesidades específicas del residente. A continuación, se realizan visitas a las residencias, evaluando aspectos como la calidad de la atención, las instalaciones y la interacción entre el personal y los residentes. Después de estas visitas, se procede a la elección de la residencia más adecuada, considerando el presupuesto disponible y la compatibilidad entre las necesidades del residente y los servicios que ofrece cada lugar.
Ahora bien, los principales factores a tener en cuenta antes de elegir un geriátrico son:
- Tipo de atención que se requiere: Considerar si el residente necesita atención básica, cuidados médicos especializados, o atención para enfermedades como Alzheimer o demencia.
- Localización: Elegir un hogar cerca de la familia o amigos para facilitar las visitas y la integración social.
- Instalaciones y accesibilidad: Verificar si las instalaciones son adecuadas para las necesidades del residente, con accesos, habitaciones y baños adaptados.
- Calidad del personal: Comprobar si el personal está debidamente capacitado y si hay suficientes profesionales para ofrecer atención personalizada.
- Servicios adicionales: Evaluar si la residencia ofrece actividades recreativas, programas de salud mental, fisioterapia o terapia ocupacional.
- Presupuesto y tarifas: Asegurarse de que los costos se ajusten al presupuesto disponible y comprender qué servicios están incluidos en el precio.
- Reputación: Investigar la opinión de otros residentes y familiares sobre la calidad de los servicios y la atención en la residencia.
¿Cómo hacer una visita y evaluar una residencia?
Es primordial observar diversos aspectos para evaluar su idoneidad. En primer lugar, se debe verificar si las instalaciones están limpias, seguras y bien mantenidas. También es recomendable interactuar con el personal para evaluar su actitud y disposición, y con algunos residentes, si es posible, para obtener una idea del ambiente general. En general, se sugiere comprobar lo siguiente:
- Condiciones de limpieza y seguridad de las instalaciones.
- Actitud y profesionalismo del personal.
- Interacción entre los residentes y el personal.
- Variedad y calidad de las actividades recreativas ofrecidas.
- Comodidad y adaptabilidad de las habitaciones y espacios comunes.
- Nivel de satisfacción de otros residentes y familiares.
Requisitos para ingresar en una residencia de mayores
Para ingresar en una residencia de mayores, los requisitos pueden variar dependiendo de la institución, pero generalmente incluyen una evaluación de las necesidades del residente, que puede ser médica, psicológica o social. Además, es importante que el residente o su familia estén dispuestos a cubrir los costos asociados con el alojamiento y los servicios, que suelen ser evaluados según el nivel de atención requerido. También se debe considerar la disponibilidad de plazas en la residencia elegida.
Criterios de admisión y evaluación inicial:
La evaluación inicial para ingresar a una residencia de mayores se basa en las necesidades de atención del residente, que incluyen la movilidad, el nivel de autonomía y el estado de salud general. El equipo de la residencia hace una valoración exhaustiva para determinar el tipo de cuidado necesario. Este análisis incluye la revisión de condiciones médicas preexistentes, como enfermedades crónicas o cognitivas, y la capacidad de la persona para realizar actividades diarias de forma independiente.
En algunos casos, si la residencia no ofrece el nivel de atención requerido por el residente, es posible que se derive a otra institución especializada. Tal proceso de evaluación también ayuda a determinar si el residente se ajusta a la filosofía y los servicios ofrecidos por la residencia, para que su integración sea lo más adecuada posible para su bienestar.
Documentación necesaria para el ingreso:
- Informe médico actualizado que detalle el estado de salud del residente.
- Historial médico completo, incluyendo cualquier condición crónica o tratamiento en curso.
- Documento de identidad del residente y, en algunos casos, del tutor o familiar responsable.
- Formulario de solicitud de admisión proporcionado por la residencia.
- Certificados de seguridad social o cobertura médica, si es aplicable.
- Autorización de ingreso y acuerdo de aceptación de los términos y condiciones de la residencia.